(Santiago, chile)
Desde el diseño gráfico hasta las calles, Ignacio Amenábar ha trazado un camino visual que parte del orden y la composición, para adentrarse en la espontaneidad de lo cotidiano. Su mirada se transformó al descubrir la fotografía de calle, un género que lo llevó a observar la ciudad con otros ojos, atentos al ritmo urbano y a los pequeños gestos que conforman nuestra vida diaria.
A través de su lente, captura escenas aparentemente simples, pero cargadas de significado. Momentos fugaces que muchas veces pasan desapercibidos, pero que en sus imágenes se convierten en fragmentos de belleza urbana y humanidad compartida.
Su enfoque no parte de una idea fija, sino de dejarse llevar por lo que el día tenga preparado. Sale a la calle sin expectativas, con la mente en blanco, listo para adaptarse a lo que ocurra y permitir que la espontaneidad guíe sus pasos.
Algunas jornadas regresan sin una sola imagen; otras, con una serie de fotos que lo sorprenden. Así, su proceso se convierte en una práctica de observación abierta, donde lo más importante no es el resultado, sino la experiencia misma de mirar sin presión y de estar presente.